Conservate bueno - Ricky Pashkus
“A mi infancia la recuerdo como preciosa y triste a la vez. Durante esos años, mi madre
lidiaba con un pánico inconfesable de que mi hermano o yo, o ambos, fuéramos
homosexuales. Claro que no lo decía abiertamente, era más bien algo que flotaba en el
aire. Alcanzaba para poder intuirlo y, por lo tanto, para que duela”.
“A mi infancia la recuerdo como preciosa y triste a la vez. Durante esos años, mi madre
lidiaba con un pánico inconfesable de que mi hermano o yo, o ambos, fuéramos
homosexuales. Claro que no lo decía abiertamente, era más bien algo que flotaba en el
aire. Alcanzaba para poder intuirlo y, por lo tanto, para que duela”.
Este fragmento en el que Ricky Pashkus se refiere a su niñez marca el tono que eligió para contar su
vida. Una vida que lo tiene todo: sainete, comedia y drama. Con sinceridad brutal y humor, el autor
entrelaza recuerdos de infancia, aventuras adolescentes en los márgenes, postales de una Buenos
Aires opresiva y peligrosa, con el sorprendente y poco convencional recorrido que lo llevó a
convertirse en un destacado coreógrafo, director y maestro de artistas.
El viaje que le propone al lector es cautivador porque abunda en anéc-dotas que dan cuenta de su
vínculo con personajes notables como Julio Chávez, Cecilia Roth, Hugo Midón, Oscar Araiz, Tato
Bores y Julio Bocca, entre muchos otros. Una invitación que incluye valiosas reflexiones sobre sus
deseos y pulsiones explorados a través del psicoanálisis, sus actos kamikazes, la construcción de su
“fe infinita”, mientras transitaba por distintos escenarios: el under, la televisión, el Teatro Colón o
las super-producciones.
Al mismo tiempo que narra sus fallidos intentos por ser actor y su accidentada carrera como
bailarín, en su relato puede verse al Pashkus docente, que busca establecer un diálogo constante
con sus alumnos para darles algunas claves. Una serie de valiosas lecciones aprendidas acerca de la
relación con la cámara, la mirada del otro, la autogestión, el éxito y el fracaso, la ambición, los
dones y el talento